-…no te comerías una gelatina de cerezas?
la voz odiosa de Saturno -que ya me arrastró al gimnasio para liquidarme los 3 kilos que traje de la costa- me recuerda que hace unos meses se me llenó el teclado de hormigas por esta manía que tengo de galletitear cuando escribo. De chocolate, con cremita, de maicena, cualquier galletita para enfiestar mi dentadura. Sigo con los colores, quiero evocar los médanos y únicamente encuentro bodoques de arena en mis dendritas. Tal cual el pasado. Basta, basta, el verano sucedió y lo que quedó adentro está vivo solo artificialmente, sostenido por una misma. Una misma…yo, creo. Esta mutación me tiene loca porque me desprendo segundo a segundo de la que fui, pero…cuál es la que viene? En este collar de Ariadna todas las perlas parecen idénticas, y sin embargo cada una está separada de la otra. Por eso, la perla que viene…Quién será esa yo...? ah, el Principio de Incertidumbre, un autoparto, en medio de tanto mate lavado.
Con este cencerro de iones metafísicos danzando en mi mente, sigo dibujando y explorando mi autoimagen, pero el temita es que…PERDI MI CARA!
Bien, como diría Urano, un electrón no es caída. Mejor me dejo de joder y me duermo pensando en una verdad concreta: la manteca.
¡¿No me creés?! Hacé una cosa: a primera hora de la mañana te me vas a cualquier super o almacén chino. Abrís la heladera y presionás la manteca… y así te vas a dar cuenta si la heladera estuvo apagada durante la noche..!!!
Guión original: un container mental de arpilleras malolientes.
Ilustración: dedo índice.
Productor General: Plutón cuadratura al Sol, con el aliento en la nuca.
Tema musical: Vivir lo nuestro (Salsa)-La India y Marc Anthony.
Delivery: mate amargo con cascarita de naranjas.